Leyes de Reforma

 



Las Leyes de Reforma fueron un conjunto de leyes promulgadas en México entre 1855 y 1863, durante los gobiernos de Juan Álvarez, Ignacio Comonfort y Benito Juárez. El objetivo principal de estas leyes era la separación de la Iglesia y el Estado.

Ley de Nacionalización de los Bienes Eclesiásticos (12 de junio de 1859). Complementa la Ley de Desamortización de los Bienes Eclesiásticas, o Ley Lerdo, con un cambio importante: los bienes ya no pasaban a manos de los rentistas, o sea, del clero.

Ley del Matrimonio Civil (23 de julio de 1859). Con ella, el matrimonio religioso pierde su validez oficial. Establece el matrimonio como un contrato civil con el Estado.

Ley Orgánica del Registro Civil (28 de julio de 1859). El registro del estado civil de las personas quedaba a cargo de empleados de gobierno, no de la Iglesia. Se declararon los nacimientos y defunciones como un contrato civil con el Estado. Como complemento se expidió Decreto del 31 de julio de 1859 por el que se secularizaban todos los cementerios y camposantos de la República

Ley de Exclaustración de Monjas y Frailes (11 agosto de 1859). Se prohibió la existencia de claustros o conventos, implicando su clausura.

Ley Sobre la Libertad de Cultos (4 de diciembre de 1860). Permitió a cada persona practicar y elegir el culto que deseara, con plena libertad. También prohibió la realización de ceremonias fuera de las iglesias o templos.



El 7 de julio de 1859, en el puerto de Veracruz, el presidente Benito Juárez expidió el paquete legislativo que conocemos como Leyes de Reforma.


Años más tarde, al morir Benito Juárez (1872), Miguel Lerdo de Tejada asumió la titularidad del Poder Ejecutivo, como le correspondía por ser presidente de la Suprema Corte de Justicia.



La Guerra de Reforma en la intervención estadounidense comenzó en 1846. El joven ejército estadounidense logró derrotar al mexicano en una serie de batallas decisivas.


El 22 de diciembre de 1860, en las inmediaciones de San Miguel Calpulalpan, se libró la última batalla de la Guerra de Reforma, en la que los liberales resultaron victoriosos y comenzaron con la ocupación de la Ciudad de México, el General Jesús González Ortega como Jefe del Ejército Constitucionalista de 1857, promulgó un decreto el 27 de diciembre para la disolución del Ejército permanente.




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